Cada vez que aterriza un avión con un cargamento de vacunas intervienen decenas de personas para que los millones de dosis lleguen a todo el país en un plazo de entre 24 y 72 horas.
Por Gabriel Giubellino
En menos de tres horas, las vacunas contra el coronavirus que arriban al país viajan de las bodegas de los aviones a los depósitos de frío y en un plazo de entre 24 y 72 horas llegan las provincias, un proceso que «llevaría semanas y se realiza en tiempo récord», coinciden en remarcar desde el Ministerio de Salud y los operadores logísticos.
Por caso, todo el proceso que se llevó a cabo hace exactamente una semana transcurrió desde las 19.10, cuando en el aeropuerto de Ezeiza se abrieron las puertas del avión identificado como LATAM CA260 hasta las 21.20, el momento en que se visualizaron las cajas con 10 viales multidosis del inmunizante contra la Covid19 procedentes de West Chester, Ohio, Estados Unidos.
Cada vez que aterriza un avión con un cargamento de vacunas intervienen decenas de personas, lo que incluye personal de la Policía de Seguridad Aeronáutica (PSA) y de la Aduana, Policía Federal, trabajadores de carga y descarga, choferes de camiones e ingenieros y equipos interdisciplinarios liderados por farmacéuticos especializados en logística que encajan en una operación compleja para garantizar la seguridad y buen estado de las vacunas.
El primer eslabón de la cadena
Las 1.349.700 vacunas de AstraZeneca que llegaron en el operativo que compartió Télam se transportaron en siete pallets.
En el operativo del que fue testigo el equipo de Télam, 1.349.700 vacunas de AstraZeneca llegaron en siete pallets, como se llama en la jerga logística no al armazón de madera sino a la carga.
El jefe de la PSA que conduce al equipo periodístico a la pista advirtió antes que nada: «Vamos a la plataforma, es una zona sensible, delicada. Pasan camiones, máquinas. Puede haber accidentes graves. No dejen nada en la pista. Las turbinas pueden chupar mochilas, cualquier cosa. Y manténganse dentro de la zona restringida, detrás de la línea roja».
Mientras el avión se acerca a la zona de descarga tractores que llevan planchas de unos 5 por 11 metros de superficie, capaces de soportar el peso de la carga se alistan para la operatoria.
También aguardan dos perros, un golden y un labrador, entrenados para buscar «sustancias prohibidas» y «dinero», explicaron los hombres que los sostienen con la correa corta. «Pero no revisamos las vacunas. Una vez que se retiran los pallets del avión, inspeccionamos la bodega cuando queda libre. Se hace en la aeronave cuando está descargada».
Un hombre del área de medicamentos de la Aduana de Ezeiza explicó: «La Aduana tiene la responsabilidad de asegurar la estabilidad de las vacunas, la temperatura de mantenimiento, los tiempos de descarga, traslado y carga a los camiones de refrigerado, para que llegue al centro de distribución con la temperatura garantizada».
En este procedimiento hay un dispositivo electrónico clave, el llamado datalogger, donde queda registrada la temperatura y se pueden constatar si sufrieron desvíos por fuera de los parámetros de cada vacuna.Cada pallet lleva uno de estos sensores de temperatura internos y uno de los pasos del control es verificar esa temperatura, que en el caso de las AstraZeneca necesitan entre 2 y 8 grados.
En el caso de las vacunas AstraZeneca llama la atención que semejante cantidad, 1,4 millones, quepan en apenas siete pallets.«Depende mucho de la presentación que tenga disponible el laboratorio», comentó el coordinador logístico del Ministerio de Salud, Juan Pablo Saulle.
«Si son monodosis -amplió-, en un avión podemos traer 900 mil dosis; cuando son bidosis por vial y el packaging tiene 3 viales, por cada uno podemos traer 2,1 millones».
Al abrirse las compuertas del avión, se visualizan dos grandes bultos. «No son las vacunas», dijo un hombre de la PSA: «Son las cosas que compra la gente por Amazon», bromeó.
Cuando las máquinas bajan los siete pallets, los inspectores de la Aduana verifican los dataloggers y uno de ellos le muestra a Télam: «¿Ves? Apenas consumió el 25% de la batería necesaria para mantener la temperatura»?
En 25 minutos los millones de dosis estaban listos en los portones 3 y 4 del área llamada DAP (Directo a Plaza) Tránsito de Ezeiza, donde sin demoras son cargados en los camiones con la leyenda Operativo Especial Vacuna Covid 19 de la empresa Andreani.
Todo el protocolo burocrático, el control de despacho de importación que verifica el importador, el vendedor, el código arancelario, el valor y otros trámites se realizan en minutos.»La Aaduana ha facilitado todo este procedimiento de manera excepcional porque son las vacunas para la Covid. En un procedimiento normal puede llevar varios días», indicaron.
Después de Ezeiza
El mayor desafío del operativo es brindar en todo el trayecto la temperatura adecuada para la conservación de las vacunas.
Liberadas entonces del aeropuerto internacional, con custodia de la Policía Federal, las inmunizaciones viajan hasta la Planta CyPE de Andreani, ubicada en Benavídez, destinada a la administración de productos farmacéuticos.Al descender, los pallets con las vacunas son sanitizados y comienza un nuevo proceso.
El ingeniero Juan Pablo Saulle, del Ministerio, y el director comercial del Segmento Salud de Grupo Logístico Andreani, Lucas Capuano, verifican la operatoria y acompañan al equipo de Télam, luego de la colocación de un calzado protector y una campera para soportar la temperatura de 2 grados de la cámara.
El hombre del Ministerio resumió: «A partir de la llegada de las vacunas a Ezeiza, es un proceso continuo. En la planta del operador logístico se hace el control de recepción, ingresan a la cámara de frío, se desconsolida, se controla bulto por bulto que coincida con lo informado por el laboratorio, en cuanto a cantidad de dosis y lote, se retiran los sensores de temperatura, donde se carga los registros de temperatura durante todo el viaje, lo analizan los farmacéuticos del operador y del Ministerio, se emiten los informes técnicos, las actas de recepción y se hace un expediente para el envío a Anmat».
Las vacunas comparten cámara, un lugar blanco, aséptico, congelado, con los medicamentos más caros, de decenas de miles de dólares, mostró el personal de Andreani, pero por poco tiempo: quedan entonces en cuarentena, así se dice, hasta que la autoridad sanitaria las libera y pasan a estado disponible, aptas para su uso, el momento de inicio del trabajo de preparación y distribución.
«Todo este proceso, desde que arriba al avión hasta que llega a las provincias, lleva entre 24 horas y 78 horas en el caso de las provincias más lejanas», precisó Saulle.
Mientras tanto, el operador trabaja en el operativo de despliegue: los camiones, las rutas, los recorridos y algunos aéreos, al sur. «Trabajamos por recorridos troncales», explicó Capuano.
«Desde diciembre del año pasado, cuando recibimos el primer cargamento Sputnik, al día de la fecha hemos logrado elaborar operativos en distintas condiciones de temperatura, 2 a 8 grados, y 20 grados bajo cero en la recepción de Sputnik y en esta última de Moderna», agregó.
Ante la magnitud del operativo cabe preguntarse cuáles son los mayores desafíos que enfrenta. «Los tiempos y la preparación, sobre todo por la temperatura de la vacuna», respondió Capuano.
A modo de ejemplo, mencionó que «en el despliegue a las provincias, hay que adecuar cada conservadora con la cantidad de dosis que tenemos que enviar a cada una de las jurisdicciones, con la cantidad de material refrigerante que debe tener cada conservadora».
Para el coordinador logístico del Ministerio, lo más destacable es «la cantidad de actores diferentes que intervienen desde el arribo a Ezeiza: Aeropuertos Argentina 2000, PSA, Intercargo, Aduana, Anmat, INAME, los operadores logísticos, los proveedores, todo el equipo del Ministerio de Salud… todos trabajan articuladamente para lograr en tan corto tiempo poder llegar a las provincias para darle fuerza a la campaña de vacunación».
«Vacuna que arriba al país, vacuna que cumple este proceso y toda la cadena logística tiene que estar perfectamente engranada para llegar en estos tiempos que manejamos», subrayó Saulle.